A la hora de comprar un coche, muchas veces no nos surge la idea de que tenemos la posibilidad de decantarnos por un modelo eléctrico, ya que simplemente pensamos en la gama de los que llevan motor de combustión. Ahora que la DGT se ha puesto manos a la obra para restringir la salida de vehículos antiguos a carretera que no dispongan de etiqueta ambiental, la opción de compra de un coche eléctrico sigue estando en el aire por diferentes motivos.
Si estás en la búsqueda de un vehículo, se deben valorar algunos detalles que hay que tener en cuenta dependiendo del uso que vayas a darle. Recientemente, hemos visto muchas campañas de márketing promovidas por decenas de fabricantes sobre las numerosas ventajas que proporciona la adquisición de un coche eléctrico. Sin embargo, no todo es de color de rosa y hay algunos inconvenientes que pueden provocar que te eches atrás en el último momento.
Esta circunstancia puede llegar a ser chocante. Si bien el vehículo eléctrico garantiza la circulación por cualquier vía gracias a sus condiciones de bajas emisiones, acompañado de mayor facilidad para aparcar en estacionamientos regulados o ahorros de impuestos, al mismo tiempo aparecen ciertos condicionantes que suscitan el rechazo de su oferta, como su elevado precio, la poca variedad de modelos que hay en circulación, el aumento del importe del seguro o los escasos puestos de recarga que existen en la ciudad y en sus alrededores.
Dicho esto, la Oficina de Consumidores y Usuarios (OCU) se cuestiona si realmente es asequible la compra de un coche eléctrico, ya que hoy en día puede suponer un capricho para muchos y encontrar un vehículo con una buena relación calidad-precio no es tan sencillo como parece, ya que hay modelos que no bajan de los 30.000 euros, aun con ayudas del Plan Moves III.
¿Es rentable la compra de un coche eléctrico?
Si volvemos a los pros de la obtención de un coche eléctrico, podemos sacarle rentabilidad en algunos aspectos, sobre todo en el ahorro de gasolina y en una mayor eficiencia energética, por lo que el consumo es muy reducido comparado con el del combustible. De hecho, un coche eléctrico tiene un gasto de 2,5 euros cada 100 kilómetros. En contrapartida, el diésel puede llegar a los 8 euros y la gasolina se dispara hasta los 12 euros.
También es verdad que el coche eléctrico suele ser más cómodo de usar, además de aportar mayor comodidad a la conducción. Pero todo se viene abajo cuando hablamos de su precio, tal y como hemos comentado anteriormente.
No obstante, la OCU ha recopilado otros factores clave que pueden producir que te declines por un coche que funciona por combustión, y solicita que la sostenibilidad no se convierta en el privilegio de unos pocos:
- Escasa instalación de puntos de recarga: la demanda de los coches eléctricos sería mayor si hubiese más estaciones en gasolineras tanto en carreteras como en poblaciones y, además, es probable que tengas que instalar un cargador en tu garaje.
- Aumentar las ayudas de compra: la habilitación de un mayor número de ayudas para reducir su coste es vital, que actualmente son insuficientes, así como no tener que lidiar con el pago excesivo al contratar un seguro.
- Facilidades de pago en las gasolineras: una mejora del abono de las tarifas de recarga tanto en metálico como con tarjeta.
Ahora que ya sabes los puntos en contra y a favor de la compra de un coche eléctrico, te toca a ti sacar la calculadora para verificar si merece la pena o no hacerse con uno de estos vehículos.